
Hola a todos, aquí vuelvo a la carga.
Hoy me gustaría hablaros de un libro que me pareció muy interesante en su momento, se trata de ¿Por qué no? de Ian Ayres y Barry Nalebuff. Aquí mismo tenéis más información, y también podéis entrar a la Web que crearon a partir de su libro, dónde miles de personas comparten sus ideas: www.whynot.net. No lo he mirado mucho, pero tiene pinta de ser algo parecido a la española Ideas4all.
¿Qué tiene de especial este libro?
No soy especialmente partidario de los libros de “autoayuda económica”, que parece que si los lees acabarás convertido en el más productivo del mundo, el mayor emprendedor o el empleado del año.
Pero este en concreto me encantó, en parte por su enfoque ultrapráctico (siempre lleno de ejemplos y aplicaciones de las teorías) y por lo original de algunos ejemplos.
A lo largo del libro nos enseñan 4 métodos para generar ideas yresolver problemas concretos, bastante simples de aplicar y que ayudan a activar nuestra creatividad. De hecho el eslogan es “cómo usar el ingenio en el día a día para resolver problemas grandes y pequeños”.
Veamos los métodos planteados:
Es decir, cómo pensaría un consumidor sin restricciones. Si tuviéramos recursos ilimitados, ¿qué podríamos hacer? Si así encontramos una solución, después nos toca rebajarla, intentando que no pierda su “núcleo”. ¿Qué haría Bill Gates para que no le despertaran en medio de la noche con llamadas tontas? Pues tener a alguien que se las filtrara, y que sólo le pasara urgencias. ¿Qué podría hacer una persona normal? Una especie de “autofiltro”, un mensaje grabado que avise de que sólo continúen con la llamada si de verdad es muy importante.
Se puede invertir un sistema y ver qué pasa. Uno de los ejemplos que proponen es darle la vuelta a la clásica petición que se hacía en los videoclubs con los VHS (¿os acordáis? A mí me vino la nostalgia al leerlo): “Rebobine la película antes de devolverla”. Si vivistéis aquellos años dorados, recordaréis que era muy habitual encontrarse la cinta sin rebobinar. Si cualquier usuario va a tener que rebobinar al menos una vez la cinta, ¿por qué no pedirle que lo haga al principio? Situamos el premio (ver la cinta) justo después de la tarea (rebobinar), eliminando el incentivo de ver la película y dejarla sin rebobinar.
Reciclaje de ideas. Si algo funciona, ¿por qué no buscamos dónde más podría encajar? Ikea ofrece un servicio de guardería para que los padren pueda gastar a gusto, ¿dónde más se puede ofrecer? Algunas ideas de los autores son los cines o los restaurantes de lujo. ¿Se os ocurren más?
- ¿Por qué no siente mi dolor?
Internalicemos las externalidades. Así de simple. Bueno, esa frase sólo les sonará a los economistas, pero básicamente consiste en que los “efectos secundarios” los pague el que los crea.
Citemos el clásico ejemplo que todos hemos visto en cada aula de economía: la fábrica que contamina el río y la piscifactoría que está abajo. O el lado bueno (“externalidad positiva”): el vecino que toca muy bien el piano y te alegra la vida, o los vecinos que arreglan sus fachadas y mejoran la imagen del barrio. Aprovechando estos “efectos secundarios” se pueden generar “oleadas” de “bonanza” o de desgracia. En el libro nos ofrecen otros bastante más originales, pero nada, para otro día, o leed el libro.
Un libro muy recomendable, ameno (a veces tenemos la impresión de estar jugando a algo) y con una gran cantidad de añadidos (el caso real de “Honest Tea”, puzzles,…)